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9/01/99 PERIÓDICO: de Volkskrant
CIUDAD: Amsterdam
PÁGINA : 1 CIENCIA
EXTENSIÓN : 786 palabras
El campesino de la Edad de Piedra se expandió
como un virus
Según los arqueólogos, el avance de la agricultura
en Europa se produjo de forma extraordinariamente paulatina durante el
Neolítico. Pero son precisamente dos físicos quienes pueden
explicar la razón de esa lentitud.
El Dr. JOAQUIM FORT, profesor de la Universidad de Gerona, ciudad cercana a los Pirineos, no ha visto en su vida una excavación arqueológica de cerca. Y lo mismo sucede con el Dr. Vicenç Méndez de la Universidad Internacional de Cataluña en Barcelona: un físico hasta la médula y no un arqueólogo. Aún así, estos dos físicos son probablemente los primeros científicos que pueden explicar el ritmo con el que la agricultura se expandió, hace entre ocho y cinco mil años, desde el oriente medio de Europa.
Tal y como escriben en un artículo que va a aparecer próximamente en una de las más prestigiosas revistas sobre física, Physical Review Letters del 25 de enero, desde el punto de vista matemático, ese avance guarda un gran parecido con la propagación de un virus o de un incendio forestal en el que la progresión va siendo interrumpida por períodos relativamente largos de crecimiento local.
Los modelos más antiguos de la expansión de la revolución agrícola eran parecidos a la difusión continua de moléculas. Esto explicaba el ritmo con el que se expandieron las lenguas indoeuropeas o las variaciones genéticas en Europa, pero tales modelos resultaban ineficaces a la hora de su aplicación en la expansión de la agricultura. El año pasado Fort leyó un documento acerca de esta paradoja y decidió crear un modelo más conveniente.
Fort y Méndez consideran el avance de la agricultura temprana en Europa como la mezcla de dos líquidos en principio distintos que, a diferencia de por ejemplo tinta en agua, también reaccionan químicamente al mezclarse. En modelos de física actualmente se puede desestimar sin problemas el breve espacio de tiempo que tardan las moléculas en encontrarse para que se dé una reacción. Pero en el caso del avance de la agricultura los cálculos conducen a una media de 2,86 kilómetros al año, tres veces la cantidad de los hallazgos de arqueólogos en excavaciones.
Los primeros agricultores tampoco es que fueran moléculas.
Fort y Méndez muestran por primera vez en su artículo, repleto
de complicadas deducciones matemáticas, lo que sucede cuando se
toma en consideración el factor tiempo.
Además, corrigen por vez primera la información de que
la química tenga lugar en tres dimensiones, mientras que Europa
es y era una superficie plana. El modelo de asociación matemática
en cuestión, también se está empleando últimamente
en modelos para epidemias e incluso para incendios forestales.
Tomando como punto de partida una estancia de aproximadamente 25 años, un tiempo nada inusual para una familia de campesinos en un lugar determinado, nos encontramos con una media de ampliación de 1,04 Km al año. Y esto es algo constatado desde hace tiempo por los arqueólogos. Ya en los años setenta, el célebre Luigi Cavalli-Sforza de la Universidad de Harvard reconstruyó a partir de similitudes genéticas en Europa un avance desde el este. En la actualidad sale a relucir un modelo idéntico del desarrollo histórico de las lenguas indoeuropeas. Pero las huellas de asentamientos agrícolas parecían avanzar con mayor lentitud.
El Dr. Peter Bogucki de la universidad de Princeton, experto eminente en agricultura del Neolítico en Europa, está entusiasmado con los nuevos resultados. "Como arqueólogo de excavaciones tengo una gran tendencia a valorar mucho los factores humanos, por ejemplo, los ciclos de desarrollo familiar y los asentamientos. Este modelo comprende aspectos semejantes que lo hacen muy adecuado".
Por otra parte, se apresura a decir que tampoco debe exagerarse la importancia de los modelos globales de difusión en la arqueología. De este modo, tampoco Fort y Méndez pueden esclarecer la larga discusión entre paleoantropólogos acerca de si la agricultura se expandió por Europa a través del avance de agricultores o de la adopción progresiva de nuevas técnicas por parte de cazadores o recolectores nómadas.
Bogucki: "Partiendo sobre la base de las excavaciones, creo que sucedieron ambas, y las proporciones dependían también de factores físicos locales. No se pueden esperar esta clase de detalles de un modelo de difusión general, por mucha que sea la precisión con la que se describan los movimientos globales".
Pero a pesar de sus objeciones, Bogucki se pregunta sobre todo desde hace varios días la razón por la que los españoles no han publicado su emocionante modelo en una revista de arqueología. Ningún arqueólogo sigue de forma espontánea las publicaciones del Physical Review Letters, asegura Bogucki.
La respuesta es sencilla, nos informa Joaquim Fort desde Gerona. Como joven físico con ambiciones para hacerse con un puesto fijo, siempre es mejor aparecer en una publicación influyente como PRL, que en una revista de arqueología, por muy importante que sea el tema para esta última. "Además, se supone que nuestras páginas repletas de integrales y de desarrollos de series habrían sido rechazadas con amabilidad, hecho que de por sí es comprensible".
El que la publicación de física, por el contrario, parezca no haber puesto trabas a la publicación de un artículo sobre arqueología no es del todo cierto. Fort: "He llegado poco a poco a la conclusión de que finalmente acudieron a Cavalli-Sforza para que hiciera una valoración. En ese sentido, es significativo el que lo hayan publicado".
Martijn van Calmthout